Judíos

FORMACIÓN DE LA ALJAMA

La presencia judía en Madrid se quiere situar ya en 1053, antes de la conquista cristiana, aunque la confirmación documental no es definitiva. Sí es segura esa presencia, sin embargo, para la época de redacción del Fuero. A lo largo del siglo XIII habría terminado de producirse la consolidación de la aljama de la villa.

LOS DISTURBIOS ANTISEMITAS DE 1391

Las revueltas antisemitas de 1391 alcanzaron también a la aljama madrileña: el ataque generalizado a los judíos de la villa -en el que llegaron a producirse «robos e muertes» y que pudo suponer también la destrucción de la sinagoga- partió de un grupo de vecinos capitaneado por Ruy Sánchez de Orozco, del que eran cabecillas Vasco Mexía, Lope Fernández de Vargas, Diego de Vargas y Ruy García de la Torre. De todos ellos, el Concejo sólo pudo apresar a Vasco Mexía y «otros ommes de los del pueblo menudo», pues Ruy Sánchez tenía en su poder las llaves de la puerta de Valnadú y consiguió escapar por aquel portal con el resto de los malhechores.

Una vez fuera de la villa, y sintiéndose a salvo de la justicia, Ruy Sánchez y el resto de los malhechores se establecieron en Barajas y la Alameda, desde donde atemorizaron a los vecinos y lanzaron repetidas amenazas «así á los alcalldes commo á los regidores, deziendo que si los tomasen fuera de la villa que los matarán». Incapaz de solventar la situación, el Concejo madrileño hubo de pedir ayuda al rey Enrique III «así sobre estos malfechores que andan en dapno é en mal desta vuestra villa, commo en rrazón de los que están presos por esta rrazón, que nos enbiedes mandar sobrello lo que la vuestra merced fuere é lo que avemos de fazer sobrello».

RECOMPOSICIÓN DE LA ALJAMA

Aunque la destrucción de la aljama madrileña no fuera completa, es indudable que la comunidad judía de la villa quedó muy malparada; de hecho, los documentos hablan con cierta insistencia de que «todos los Judíos desta dicha villa de madrid se bolvieron christianos». Junto a las pérdidas económicas y humanas, la consecuencia inmediata de los ataques sufridos fue que el barrio de la judería desapareció como tal. Es posible que durante las seis o siete décadas siguientes se establecieran en Madrid algunos grupos de judíos procedentes de otras aljamas (Toledo, por ejemplo) en las que la represión había sido mayor, y ese aporte habría ayudado a recomponer la maltrecha comunidad.

EL APARTAMIENTO DE 1481

En las Cortes de Toledo de 1480 se ordenó que, en el plazo de dos años, «todos los judíos y moros (...) tengan sus juderías e morerías distintas e apartadas (...) e non moren a bueltas con los christianos ni en un barrio con ellos». En Madrid, el pesquisidor Juan Ramírez de Guzmán fue el encargado de apremiar al Concejo de la villa para que se señalara el lugar donde habrían de quedar confinados los hebreos y los musulmanes. Los regidores «señalaron por sitios donde fuesen apartados los moros é judíos que agora biven é moran, é bivieren é moraren en esta dicha villa, para los judíos al sitio donde tienen la sinoga, é para los moros donde tienen su almagid».

El nuevo barrio judío quedaría situado, pues, junto a la sinagoga, quizá junto al Campo del Rey e incluyendo dentro de su contorno, seguramente, el lugar que era conocido como corral de los toros (1481). Debido a la escasez de medios de la comunidad hebrea, la cerca que separaría este barrio del resto del caserío hubo de costearla el propio Concejo: «porque los judíos eran muy pobres é miserables y no tenían facultad para poder faser casas é çercar el dicho su apartamiento, que la villa les çerque de dos tapias en alto el dicho su apartamiento».

Hubo, al mismo tiempo, razones económicas que aconsejaron al Concejo suavizar el apartamiento: en 1482 se permitió a los judíos tener sus «tiendas de mercadurías e oficios» en las plazas, «segund que lo solían tener», siempre que «sean pequeñas e non sean casas de morada, e asymismo que no coman en ellas ni estén en ellas de noche», y un año después se dio licencia al físico Rabí Jacob para que permaneciera «en la Villa dentro, donde antes vivía, por el inconveniente que se sigue a los enfermos que en esta Villa ay de yr cada vez por él a llamalle en el apartamiento donde está, ques tan lexos e apartado de la dicha Villa e arravales».

LA EXPULSIÓN GENERAL DE 1492

El 31 de marzo de 1492 se promulgó el edicto de expulsión y se dio a los judíos un plazo de cuatro meses para que, en caso de no quererse convertir al cristianismo, abandonasen los reinos hispanos: hubieron de elegir, por lo tanto, entre el bautismo forzado o la represalia. La mayor parte de los que optaron por marcharse tuvieron primero que malvender sus bienes; se cree que abandonaron Madrid unas 400 personas. La expulsión acabó con la aljama hebrea madrileña, aunque en los años siguientes se registra el regreso de varios conversos de posición generalmente holgada, acogidos con gran alegría por el vecindario al recuperar de este modo a cualificados profesionales cuya ausencia se había hecho notar. Es lo que sucede, por ejemplo, en 1494, año en que se vuelve a contratar a los seis médicos judíos que se habían ido, pues «agora los físicos que solían ser aquí se torrnaron christianos e se buelven aquí».

OFICIOS JUDÍOS

La documentación conservada indica que la participación judía en la vida económica madrileña fue notable dentro del sector terciario. Abundan los recaudadores de rentas y prestamistas, entre los que destaca Menahem Çidré, arrendador de numerosas rentas y alcabalas entre 1438 y 1461. Hay también datos acerca de latoneros (Yuçaf de Carrión), traperos (Hayn Lerma, Mair de Curiel y Juçaz Barbaza, entre otros) y carniceros (Simón, hijo de Garrido).

Sin embargo, la documentación más abundante se refiere a los que se dedicaron a la medicina -llamados "físicos" en Castilla-, actividad ésta que fue desarrollada casi con exclusividad por personajes judíos. Entre ellos, el más eminente fue Rabí Jacob, al que se concedió «el corral de los toros, al canpo del Rey»; tuvo el oficio de físico y cirujano de la villa, trabajo que ejercía conjuntamente con el bachiller Lorenzo de Solís, cristiano. Gozó siempre de un trato privilegiado por parte del Concejo: en 1481 quedó eximido de llevar señales distintivas en la ropa, y, como ya se ha dicho, en 1483 se le permitió abandonar la judería y afincarse en el interior de la ciudad. Tuvo sus casas junto al Campo del Rey, pegadas a la muralla y próximas a la sinagoga. Murió hacia finales de 1488 y le sucedió en el oficio su hijo rabí Oçe, que se ocupó de «curar e visitar los ospitales e pobres que uviere enfermos en la dicha Villa». Fueron también físicos rabí Mo, don Hudá y el maestre Zulema.


LOCALIZACIÓN DE LA JUDERÍA

Se conservan muy pocos documentos acerca de judíos madrileños que ofrezcan datos sobre la localización exacta de sus viviendas; y al mismo tiempo, los indicios arqueológicos son casi inexistentes. Sin embargo, de los escasos datos conocidos (no más de una treintena de documentos y un único resto arqueológico) se deduce que en ningún momento hubo una judería definida -aunque se ordenó así en 1481-, independiente y separada del resto del vecindario: la dispersión de los judíos por buena parte de las colaciones de la villa parece la nota predominante:

Localización documentada de viviendas judías (Verde: hasta 1391. Amarillo: 1391-1480. Rojo: 1481 en adelante).

PERIODO INICIAL: HASTA 1391

Para este periodo inicial, los tres documentos conocidos que ofrecen datos de localización sitúan a judíos en las colaciones de San Andrés (1203, nietos de Daroch, probable ascendiente de mosé Adaroque), Santa María (1220, mosé ben Alperriel) y San Miguel de los Octoes (1380, don Jacob Çaban, hijo de don Abrahen de Alcoçer, su mujer doña Hermosa, y don Abrahen Guafaj), mientras que un resto arqueológico (siglo XIII, posible mezuzá en una de las viviendas sacadas a la luz en la plaza de la Armería) los localiza de nuevo en Santa María. No hay razón alguna, pues, para suponer un barrio judío ubicado en la antigua almudena, y podría incluso aventurarse, a la vista de lo ocurrido en épocas posteriores, que éste hubiera sido uno de los periodos de mayor dispersión de los judíos por los distintos barrios de la villa.

PERIODO 1391-1480; CASTILLO DE LOS JUDÍOS Y SINAGOGA

No existiendo en 1391, como parece, un barrio judío como tal, es probable que el ataque ocurrido en ese año se centrara sobre el castillo de los judíos y sobre la sinagoga (¿estaba ésta originariamente dentro de aquél?), pues consta que dicho local de oración y reunión había cambiado de emplazamiento ya en 1402, situándose en esta fecha junto al Campo del Rey. Los documentos conocidos de este periodo confirman que tras aquellos sucesos continuó la dispersión de la población judía por varios barrios de la villa, aunque no por todos ellos. Aparentemente, los judíos se establecieron sólo a lo largo del eje O-E del Madrid medieval: colaciones de San Nicolás (1449, Mosé Abençafir), San Salvador (1403, calle de los Estelos, actual de los Señores de Luzón, Samuel aben Salom; 1444, Çag Çarça), San Miguel de los Octoes (1443, Abrahem Françés, hijo de Semuel Françés; 1471, Yudá Lerma), San Ginés (1449, Menahem Çidré) y Santa Cruz (1449, Pedro García Adaroque en la esquina suroeste de plaza del Arrabal, Fraym aben Xuxen de Toledo entre la calle de Cuchilleros y la de Toledo y Menahen Çidré hacia el lado sur de la que luego sería Plaza Mayor).

Por fortuna, los dos elementos característicos de la aljama madrileña, castillo y sinagoga, sí pueden localizarse con alguna fiabilidad. El castillo de los judíos estuvo situado sobre el encuentro septentrional de las manzanas 188 y 191, arrimado a la muralla y ocupando muy probablemente la esquina SE del recinto emiral, viniendo así a coincidir con la mitad norte del palacio de los Consejos. Sólo está documentado en 1447 (Haym Françes), 1463 y 1464, pero es probable su existencia mucho más antigua, quizá incluso en época islámica; si las dos torres que
en 1385 estaban "caydas en la judería desa dicha Villa" se referían a dicho castillo, indicando su avanzado deterioro ya en esa época, podría suponerse que a mediados del siglo XV habría perdido ya toda funcionalidad y los documentos citados lo mencionarían simplemente como referencia urbana.

En cuanto a la sinagoga, sabemos que a principios del siglo XV (documentos de 1402 y 1403) estaba situada al norte de la colación de Santa María, contigua al Campo del Rey, quizá hacia el extremo oriental de las futuras Caballerizas de 1556, y que allí continuaba en 1481 (compra de un solar por Rabí Jacob el 20 de septiembre de dicho año). Sin embargo, es muy probable que hubiera existido un edificio anterior, quizá arruinado antes de 1385 o destruido en 1391, sobre el que no se dispone de ningún dato.

LA JUDERÍA NUEVA: 1481-1492

La orden de apartamiento promulgada en 1480 supuso el señalamiento en Madrid, en julio de 1481, de una judería independiente que se localizaría alrededor de la sinagoga, es decir, en el sector NO de la colación de Santa María, llegando quizá por el sur hasta las inmediaciones de la puerta de la Vega (según una declaración posterior, de 1538); este apartamiento habría de quedar cercado por una tapia de algo menos de dos metros de altura que se cerraría por la noche, y que debido a la pobreza de la aljama sería costeada por el propio Concejo. Consta en septiembre de ese año de 1481 la presencia de tres judíos en dicho lugar como propietarios antiguos o compradores de nuevas casas (mosé Adaroque, don Çag Majagallos y el físico Rabí Jacob), pero lo cierto es que el 31 de octubre de dicho año el apartamiento seguía sin resolverse, pues la villa requirió al visitador Ramírez de Guzmán que lo llevara a cabo; y poco más de una semana después, el 9 de noviembre, Rabí Jacob obtuvo permiso para vivir fuera de la cerca de la judería para poder atender a los enfermos también por la noche.

Es en este preciso momento, entre noviembre de 1481 y julio de 1482, cuando probablemente ocurrió algo que no ha dejado constancia expresa pero sí evidentes indicios: el señalamiento de una nueva judería, distinta a la ubicada en julio de 1481 en la almudena y en un paraje más apartado; no pueden aventurarse los motivos de la mudanza, pero sí que pudo tener lugar con motivo de la intervención de Ramírez de Guzmán en 1481. Sólo admitiendo que dicho traslado hubiera ocurrido se puede encontrar sentido a dos datos inmediatamente posteriores: en primer lugar, que en julio de 1482 el Concejo pidiera licencia a los reyes para que cuatro traperos y especieros judíos tuvieran durante el día sus tiendas fuera de la judería, pues ésta se encontraba muy apartada de los lugares de trato de la villa y de sus plazas; y en segundo lugar, que en enero de 1483 se suplicara a la reina para que Rabí Jacob pudiera regresar al interior de la villa, al lugar donde antes vivía, ya que el apartamiento en que ahora habitaba estaba muy lejos de la villa y los arrabales. De ambos datos se desprende que los judíos habían tenido que mudarse a una judería bastante lejana, situada en el exterior de la villa: no podía ser, por tanto, la inicialmente señalada en julio de 1481, junto al Campo del Rey. Además, los dos últimos documentos conocidos de este periodo parecen sugerir un abandono progresivo de propiedades judías dentro de la villa: la cesión en 1485 de un solar "ques de vn judío" para la obra del hospital del Campo del Rey, y la de otro en 1489 ("a la puerta de Guadalajara", propiedad de Rabí Losar hijo de Ircano) para la casa de la alhóndiga.

¿Dónde pudo estar esta segunda judería? Una primera hipótesis podría dirigirnos a la zona occidental del Pozacho, ladera escarpada y de usos agrícolas e industriales entre los lienzos meridionales del recinto emiral y el cauce del arroyo de San Pedro.
En su zona noroeste compraron los judíos dos solares en enero y marzo de 1484 (Carrión y maestre Çulema), que, curiosamente, son los únicos conocidos extramuros de los dos recintos murados, cristiano y árabe.

Y la seguna hipótesis, aunque parezca ya superada, ha de ser forzosamente la de Lavapiés-Barrionuevo. Pero entendiendo dicha ubicación no en el emplazamiento actual del Lavapiés, sino en una zona menos remota: también extramurada, como la anterior del Pozacho, pero esta vez arrimada por el sureste a la cerca del arrabal, entre las calles actuales de Atocha y Duque de Alba-Magdalena o quizá algo más al sur, y no más allá de Antón Martín, zona que en época medieval se conocía con ese nombre de Lavapiés. Y dicho apartamiento estaría probablemente relacionado de algún modo con el significativo Barrio Nuevo existente justo en esa frontera del arrabal de Santa Cruz con Lavapiés, aunque la aparición temprana de dicha denominación, ya en 1422, podría quizá remitirnos a otros episodios anteriores relacionados con la aljama madrileña.

Sea como fuere, parece que ninguno de estos apartamientos se respetó de forma rigurosa. Ni el primero del Campo del Rey (recordemos los tres solares del Pozacho, 1484, y Puerta de Guadalajara, 1489) ni el hipotético segundo de Lavapiés-Barrionuevo (pues la declaración tardía de 1538 aseguraba presencia de judíos en la almudena entre 1488 y ¿1495?).

DE 1491 EN ADELANTE

El edicto de expulsión de 31 de marzo de 1492 supuso el exilio o la conversión de todos los judíos madrileños. Los documentos de este periodo son ya escasísimos, en gran medida porque los que se bautizaron para poder continuar en la villa hubieron de castellanizar sus nombres, lo cual imposibilita seguir su rastro. Los que optaron por la marcha vendieron sus propiedades (Rabí Lezar, en mayo de 1492, y otras casas, o quizá la misma, en 1495), y algunos de ellos regresaron varios años después, ya bautizados (entre éstos, los seis físicos del concejo).


 

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